Tres generaciones de agricultores y una filosofía de calidad sin concesiones, para unos vinagres únicos en el mundo y producidos en cantidades limitadas.
El primer vinagre balsámico de Módena IGP biodinámico y ecológico
Productos Destacados
Ver todoInspiraciones
Descubre la magia del vinagre balsámico en nuestras extraordinarias e inesperadas recetas, aptas para cada experiencia culinaria.
Deja que el tiempo siga su curso
El vinagre balsámico es el fruto más noble de un arte tan antiguo como el mundo mismo: el arte de la espera. En Acetaia Guerzoni utilizamos las mejores uvas ecológicas y biodinámicas, las barricas más exquisitas y las más cuidadas técnicas de cocción, trasiego y envejecimiento. Pero el tiempo, eso no depende de nosotros. Lo único que podemos hacer es tener paciencia.
El Vinagre Balsámico Tradicional de Módena DOP extraviejo es un vinagre único en el mundo porque ya es ecológico y biodinámico a pesar de sus más de 25 años de crianza.
Pioneros de la agricultura orgánica y biodinámica
Desde sus orígenes, Acetaia Guerzoni ha optado por el enfoque biodinámico de la agricultura. A finales de los años setenta poca gente hablaba de ello y muy pocos tenían el valor de aplicarlo. Una elección, la nuestra, motivada por un profundo amor por la tierra y por las personas: todos los que nos alimentamos de los frutos de la tierra.
Tres generaciones de agricultores. Una visión clara de la relación entre el hombre, la naturaleza y la alimentación
Nos preocupamos por la calidad de la materia prima, cultivada con pleno respeto por el suelo y los animales que lo pueblan. Nuestra empresa con orgullo
transmite las enseñanzas de Arduino y Zina Guerzoni quienes, junto con su hijo Felice y su nuera Iride, la fundaron a principios de los años setenta. Su amor por la tierra y por quienes la trabajan es el nuestro;
su pasión por este trabajo vive dentro de nosotros. Somos y seguiremos siendo una pequeña empresa agrícola, alejada en filosofía y estructura de la producción industrial. Nunca hemos aceptado ningún compromiso que afectara, aunque fuera mínimamente, nuestra filosofía orgánica y biodinámica. Porque la calidad de lo que comemos y el respeto a quienes trabajan no tienen precio.