La agricultura biodinámica y la vida del suelo.

The biodynamic agriculture and the soil life

La agricultura biodinámica nació en 1924 del deseo de un grupo de agricultores de ofrecer a sus consumidores un producto lleno de fuerzas vitales. En aquella época, la agricultura química ya se estaba extendiendo y querían cultivar estando más en sintonía con la naturaleza. Por ello comenzaron a practicar una agricultura biodinámica que es sostenible, da un producto saludable y mejora el medio ambiente. Lo primero en lo que se centra el agricultor biodinámico, es en la vida del suelo , porque la salud de las plantas y en consecuencia del ser humano. De quién se alimenta, depende de ello. Podemos observar el ritmo de vida del suelo a partir del período otoñal porque es el momento en el que la naturaleza disuelve la mayoría de los organismos vegetales y los incorpora al suelo. En otoño, el suelo se prepara para realizar la tarea más importante, que es almacenar fuerzas para ser procesadas durante el invierno y luego expresarlas en primavera y verano a través de un crecimiento exuberante de las plantas. Precisamente en este período se procede a las fertilizaciones orgánicas y a las fumigaciones con preparados biodinámicos.  

El abono orgánico, compuesto por compost o incluso las hojas que caen al suelo, es "digerido" por el suelo en invierno. En invierno, de hecho, la vida del suelo es particularmente animada y, mientras que en la superficie las plantas están casi dormidas, en el subsuelo la microflora y la microfauna trabajan intensamente para equilibrar los diferentes componentes orgánicos e inorgánicos. Para sustentar esta intensa actividad de la agricultura biodinámica, los preparados del suelo se basan en estiércol de vacuno. Los preparados biodinámicos estimulan la génesis del humus, suavizan y airean el suelo y favorecen el crecimiento de las raíces. Cuando la calidad del suelo mejora por sí sola, significa que la biodiversidad de la microflora y la microfauna ha aumentado, lo que fortalece la resiliencia del suelo. Los suelos resilientes tienen una mayor capacidad para resistir tensiones como sequías prolongadas o lluvias muy intensas. El suelo mejorado con biodinámica durante la sequía retiene más humedad mientras que si las lluvias son muy abundantes logra penetrar el agua en profundidad sin crear pudriciones. Además, un suelo rico en vida aumenta lo que hoy se llama secuestro de CO2, o dióxido de carbono responsable del efecto invernadero y del calentamiento global. Los microorganismos del suelo fértil retienen CO2 sin liberarlo al aire y el procesamiento ligero no permite su disipación. El secuestro de CO2 es mayor en suelos fértiles que en suelos convencionales. Las granjas biodinámicas no sólo mejoran su propio suelo sino al mismo tiempo todo el entorno que lo rodea. Un suelo rico en vida también tiene una gran biodiversidad de hierbas silvestres que atraen insectos útiles para las plantas y el medio ambiente. La presencia de insectos también recuerda a las aves insectívoras que encuentran en la granja biodinámica un entorno adecuado para su vida. En particular, la rica y exuberante vegetación y un entorno libre de venenos y pesticidas favorecen a las abejas. La vida del suelo también está relacionada con las abejas, que son los insectos más preciados para la agricultura biodinámica. La agricultura Biodinámica mejora la fertilidad del suelo, la biodiversidad, mejora la calidad de los productos y la vida humana.

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